Juntando esfuerzos por la integración

 

En un trabajo conjunto a nivel global, la GIZ y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) están desarrollando un enfoque que vincula la ayuda humanitaria con la cooperación al desarrollo. En México, este esfuerzo de ambas agencias es muy importante porque se está redefiniendo qué es integración, para que su puesta en práctica promueva una paz duradera.

Los reportes más recientes de ACNUR indican que existen casi 80 millones de personas forzosamente desplazadas en el mundo (más del 1% de la población mundial), la cifra más alta de la historia. Todas estas personas han viajado miles de kilómetros huyendo de situaciones de guerra y violencia y buscando mejores condiciones de vida. En la mayoría de los casos, esto conlleva situaciones de mucha incertidumbre y estrés emocional. Sólo en el norte de Centroamérica, cientos de miles de personas abandonan sus hogares y México, que se está convirtiendo en un país de acogida, les ofrece asilo a muchas de ellas. De igual manera, para las personas migrantes que salen de sus países por otros motivos se ha convertido en un atractivo para establecerse. Acá la pregunta es: ante esta situación, ¿cómo se puede lograr la integración exitosa y sostenible de estas personas?

En México se necesitan ideas innovadoras y soluciones sostenibles, al mismo tiempo que se necesita enfrentar las consecuencias económicas y sociales causadas por la pandemia del coronavirus. La GIZ México y ACNUR están implementando un proyecto conjunto con el objetivo de fortalecer las capacidades de integración de personas migrantes y refugiadas y apoyar a las comunidades de acogida para dar perspectivas de futuro. El proyecto es financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ, por sus siglas en alemán), como parte de su iniciativa especial “Luchando contra las causas de los desplazamientos, a través de la reintegración de refugiados”. De igual manera, apoya a ACNUR en la movilización de actores en temas de desarrollo y a alcanzar las metas del Pacto Global de los Refugiados, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018 para desarrollar medidas internacionales de protección para las personas refugiadas.

En este contexto del Pacto Global, se desarrolló de manera innovadora el enfoque “Nexo Ayuda Humanitaria - Desarrollo - Paz” (HDP, por sus siglas en inglés), a través del cual, se están llevando a cabo soluciones que conducen a la integración sostenible y a promover una cultura de paz. Este enfoque constituye la base que facilita la coordinación entre múltiples actores y sus propuestas, permitiendo el trabajo en red. ACNUR y la GIZ, como socios globales, están demostrando en México cómo se puede aplicar este principio en la práctica ya que es un modelo innovador.  Para lograr una mejor protección de los refugiados y responder a las exigencias cada vez más complejas de las medidas de ayuda, este tipo de cooperación es pionera.

Identificando necesidades desde un enfoque holístico

La mayoría de las personas migrantes y refugiadas del norte de Centroamérica entran a México por su frontera sur, en los estados de Chiapas y Tabasco. Para asegurar una integración exitosa y sostenible, de la cual las comunidades de acogida se pueden beneficiar, ACNUR identifica personas refugiadas o solicitantes de refugio para su reubicación en los estados del centro y norte del país (estados con economías fuertes que permiten más oportunidades laborales y, por consiguiente, mejores oportunidades de integración). En Puebla, Querétaro y Jalisco, la colaboración entre ACNUR y GIZ México complementa este programa con métodos de integración innovadores. “La experiencia de ACNUR en ayuda humanitaria, protección y soluciones para refugiados y la experticia de la GIZ en desarrollo sostenible, transformación de conflictos y políticas públicas se complementan perfectamente y crean un entorno favorable para la inclusión y la integración”, explica Alexander Taha, coordinador del proyecto para ACNUR en México.

La situación migratoria actual en México es un reto que requiere soluciones que involucren a toda la sociedad. Por ello, se está desarrollando un concepto a nivel económico, cultural y social que incluye a personas refugiadas y otros grupos de migrantes en condición de vulnerabilidad, así como a la población mexicana de las comunidades de acogida. Este concepto se diseñará de forma participativa y junto con los gobiernos locales, la sociedad civil y el sector privado. Gracias a su larga trayectoria en desarrollo local, la GIZ México es un asesor fundamental para los actores locales en temas de integración al mercado laboral y a la vida cultural de personas migrantes y refugiadas.

De este modo, el “Nexo Ayuda Humanitaria - Desarrollo - Paz” incorpora la ayuda humanitaria inmediata con la cooperación al desarrollo y la consolidación de la paz a largo plazo. “La asociación entre ACNUR y GIZ en México es una gran oportunidad para poner en práctica este enfoque en contextos de desplazamiento y migración. El Pacto Mundial sobre los Refugiados ha subrayado que las soluciones sostenibles para estas personas se logran mejor cuando los diferentes actores trabajan juntos. Este es precisamente el camino que seguimos en México”, afirmó Taha.

Resolver juntos los retos y compartiendo los conocimientos

El proyecto se implementa en ocho países alrededor del planeta. Pero México es pionero en el tema de contar con soluciones sostenibles para alcanzar una integración exitosa. Mauritania se unió al proyecto el año pasado (2020). Allí se aprovecha directamente la experiencia adquirida con la estrecha colaboración en México: los equipos de ambas organizaciones están trabajando de cerca desde el inicio de la planificación. Esta forma de trabajo es un claro ejemplo de que trabajar de manera conjunta es una buena manera de alcanzar el objetivo de mejorar la vida de todas las personas que se han visto forzadas a abandonar sus hogares y que ahora necesitan protección, mediante la construcción de infraestructuras, el asesoramiento o la integración. El trabajo conjunto contribuye a ampliar el marco de impacto del ACNUR y la GIZ. Los enfoques exitosos y las lecciones aprendidas pueden así compartirse entre organizaciones y países, llegando a más personas.