Situación de partida
México sigue dependiendo de los combustibles fósiles, dificultando la reducción de las emisiones pese a la creciente presión internacional y las tendencias en las industrias exportadoras. Las empresas extranjeras que operan en los parques industriales han empezado a adaptarse a normativas más exigentes, pero las medidas de protección del clima siguen siendo limitadas.
No obstante, la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono se enfrenta a la resistencia de las empresas preocupadas por la pérdida de puestos de trabajo, mientras que la corrupción, la inseguridad y la informalidad del empleo informal socavan la confianza en las iniciativas políticas. La persistente desigualdad de género y la incertidumbre política complican aún más los avances. Sin embargo, el compromiso renovado del Gobierno ofrece una oportunidad para la descarbonización a través de inversiones en energías renovables y una transición justa para todas las partes interesadas.