PROBOSQUE II: protección de los bosques y del clima en la Chiquitanía

Situación de partida    

La Chiquitanía es una región de sabana en el este de Bolivia. El bosque seco de esta región presenta una gran biodiversidad y es uno de los ecosistemas de bosque seco más grandes que quedan en el mundo. 

El territorio forestal se encuentra seriamente amenazado, ya que se producen constantemente conversiones de áreas forestales en tierras de explotación agrícola y ganadera. Estos cambios en el uso del suelo tienen repercusiones notables en el clima local, que se manifiestan sobre todo en la creciente escasez de agua. El motivo principal de la deforestación es la reducida creación de valor de los bosques.

Objetivo

Se han mejorado las condiciones marco económicas y político-estratégicas para una conservación sustentable de los bosques en la Chiquitanía. Se implementa una gestión de bosques compatible con el medio ambiente y los aspectos sociales en una superficie de 18 000 hectáreas.

Procedimiento

El proyecto apoya la introducción de innovaciones, así como la reducción de las restricciones reglamentarias para la gestión forestal. En general, el objetivo es mejorar la rentabilidad de la gestión del bosque. 

Está previsto implementar nuevos métodos con carácter piloto en doce comunidades indígenas de los municipios de San Ignacio de Velasco, Concepción y San Antonio de Lomerío. La idea es introducirlos posteriormente en otras regiones. En este contexto, el proyecto brinda asesoramiento sobre productos maderables y no maderables. Se fortalecerán las competencias administrativas y técnicas de las comunidades indígenas. En este sentido, también se tendrán en cuenta los aspectos de género. Asimismo, el proyecto apoya la creación de estructuras de comercialización en cooperación con el sector privado. 

El intercambio de experiencias y la concepción de estrategias comunes tienen lugar a través de redes locales y nacionales. A fin de fomentar una forestación respetuosa con el medio ambiente, el proyecto identifica los obstáculos reglamentarios para adaptarlos en consecuencia, en cooperación con la Dirección General de Gestión y Desarrollo Forestal del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, así como con la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra.

Desde 2022, el proyecto también ha apoyado el seguimiento de las contribuciones nacionales al cambio climático (NDC) en el sector forestal y el fondo forestal nacional FONABOSQUE para ampliar sus fuentes de financiación.