Situación de partida
Los efectos del cambio climático son cada vez más visibles y palpables. Actualmente ya tienen un impacto en la biodiversidad, en los medios de subsistencia y los servicios ecosistémicos y, por tanto, afectan al bienestar humano. Según el Índice de Riesgo Climático (Climate Risk Index, CRI) global, Honduras es uno de los países más vulnerables del mundo al impacto del cambio climático. Los peligros ligados al cambio climático, como los huracanes, las inundaciones, las sequías y los corrimientos de tierra son cada vez más frecuentes e intensos. Como resultado, se pierden cosechas, las infraestructuras sufren daños y se deteriora la calidad de vida de la población.
Ante estos desafíos, la población local necesita apoyo para adaptar sus medios de subsistencia a las condiciones climáticas actuales y futuras. Esta asistencia no solo está encaminada a reconvertir la producción agrícola, sino también a la protección de los recursos naturales y los ecosistemas.
En 2015, Honduras se comprometió a implementar la Agenda 2030. En consecuencia, dos años después se complementaron los instrumentos de planificación nacional para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de cambio climático y medio ambiente. El país cuenta con cuatro reservas de la biosfera declaradas por la UNESCO, con enormes superficies forestales. Estas no solo son importantes para la obtención y suministro de agua, sino que también albergan y protegen una gran diversidad de fauna y flora. Además, suponen un importante modelo de éxito para el desarrollo regional y el cumplimiento nacional de los ODS.
Mediante el fortalecimiento de cooperaciones se pretende promover la aplicación de mecanismos e instrumentos nacionales para el desarrollo sostenible. Además, se precisan soluciones adaptadas a medida de la población para fomentar el uso sostenible de los recursos y proteger a la población rural de las consecuencias del cambio climático.